jueves, 19 de febrero de 2015

ESPACIOS DESTERRADOS. Febrero. Calle Emilio Alfaro Lapuerta / Julián Sanz Ibáñez / Nicanor Villalta



   En las películas fantásticas nos maravillamos de aquellos pasadizos a los que únicamente podemos acceder bajo unas condiciones específicas, convirtiendo el espacio en un lugar cambiante, lleno de secretos y sorpresas. Y muchas veces no nos damos cuenta de que estos terrenos no quedan relegados a la infancia o a los fines de semana sin nada más que hacer, también los tenemos delante de nuestros ojos: 

ESPACIOS DESTERRADOS PRESENTA:'PASADIZOS HACIA OTRA DIMENSIÓN'

Nota: Salvo que se indique lo contrario, fotografías tomadas con un viejo teléfono roto encontrado por la calle. En ningún momento se busca una imagen ideal y cuidada, esto no es un anuncio.

   Como en todas las aventuras que nos introducen en otro reino, los primeros pasos sugieren una normalidad absoluta, incluso deprimente. Rodeando al pasadizo, por un lado queda una plaza destartalada, de esas en las que sólo nos esperamos realismo social, bancos, perros, litronas, cigarros, algún mural, el paso del tiempo sin que nada suceda. Por el otro, un espacio de tránsito mientras pensamos en nuestras obligaciones, las compras, sexo, poco más. 





   Y esto seguiría así para siempre si los astros lo decidieran conveniente. Pero son caprichosos y, tarde o temprano, acaban por señalarte el camino. Yo lo descubrí debido a las malas artes de un sol cegador que me hizo mirarle para inmediatamente apartar la vista de él, generando un rápido movimiento, un reflejo que me paralizó y me obligó a volver sobre mis pasos. 






   Entonces me di cuenta. El amenazante hermetismo de la plaza se abre lentamente, una gran hendidura deja entrar un edificio que no le pertenece, cuya parte superior se dobla a modo de un acordeón que sonará bien sólo si sabes presionar las teclas y los botones correctos. Cuando la melodía continúe tocándose por sí sola lo habrás conseguido.









   

   



   Sin embargo, una vez logremos descifrar los acertijos del pasaje todavía nos queda otro desafío. ¿Qué podría ser sino un laberinto que ponga a prueba nuestras habilidades de orientación, supervivencia e inventiva? Cuidado con no perderse para siempre al quedar atrapado en una de las trampas camufladas que siembran el camino.










   Si somos lo suficientemente ingeniosas es posible que accedamos a los secretos de alguna de las torres fortificadas, no sin antes superar una retorcida escalera de caracol de la que tendremos que bajar a toda prisa. Para ganar algo del escaso tiempo del que dispondremos la podríamos transformar en una barra como si de una estación de bomberos se tratase y así escapar de las garras de… 


Pero esa ya es otra historia.





Sandra, Zaragoza, 2015