domingo, 6 de enero de 2013

Enero. Distancias colapsadas

Fueron suficientes para comprender lo que sujeta a la sentencia filosófica “esse est percipi” tan sólo dos encuentros sin colisión en menos de una semana con grupos –dos o más– de gitanxs que, desde un breve cruce de atención, me interpelaron a pesar de parecer la menos vulnerable de entre toda la gente de alrededor –dejando de ser una cuestión sobre violencia o desigualdad– forjándose un vínculo, en este caso biyectivo, con una potencia tan densa que no aguanta los envites del no prestar atención, de los metros extendidos que sólo pueden ser salvados por la empresa titánica de los ligeros silbidos o gritos a la postre afónicos, rompiéndose así aquella existencia no entendida desde el individualismo rancio sino como artículo indeterminado de incontables relacionándose entre sí por fusiones y defunciones, cifrada como distancia sólo aproximable y, salvo casos límites como el que me ocurrió, difíciles de prever con antelación; acontecimiento espacial capaz de reformular el viejo concepto de “verdad” en la medida que no estamos ante una cuestión de palabras o gestos y la mentira no se puede dar, “sinceridad” acaso sea una palabra más precisa, pues no necesita de explicaciones lanzadoras de la atención hacia otro lugares donde, cual hueso para el perro de los dibujos animados, sí se podría hablar de una verdad aquí distanciada, permitiendo entender qué se pone en juego en aquello que la literatura llama velocidad y que no consiste en la frase literal sino en lo que se deja tras de sí sin abandonarlo desde un punto de referencia –nuestro cuerpo en ese caso–, formando una geometría que actúa de diferente manera, aunque lo importante sea la distancia, a esas conversaciones pretendidamente profundas pero también a aquellos argumentos cotidianos que, demasiado lejos o demasiado cerca, ocultan otras intenciones no reducibles –ego, poder, huida…– percibidas a modo de ese colapso en el que el silencio desaparece por el ruido bullendo desde múltiples ángulos.

Sandra Martínez, Zaragoza, Enero 2013




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