domingo, 20 de octubre de 2013

ESPACIOS HABITADOS.Octubre.Charcos!



El aislamiento en la ciudad seca, de grietas y refugios; ventosa, con aceleraciones y pérdidas; necesita de un                                  contacto continuo con un agua contenida y distribuida                                       por los circuitos racionales de los grifos y tuberías, el                                    embotellado, los canalones… acaso también la baba                                          de la almohada tenga algo que ver con el monstruoso                                       intento de expandir los flujos  del cuerpo a cambio de ceder la soberanía al ciborg que no somos ni tú ni yo aunque lo seamos,

caminando sin mirar del todo,



la acera y sus prohibiciones y su limpio absoluto

y la verticalidad del anuncio /

las multas, las manchas,

terrorismo

en el que TODO puede devenir; también el tránsito de las sombras volátiles que se escapan en un goteo insensible de formas aberrantes y sucias, rompiendo la fortaleza de lo sólido sin respetar compartimentos o leyes en su afrenta a las políticas de austeridad, de la misma manera que la risa desacomplejada, infantil –más acá de la edad–, vulnera las libertades opacas, mustias en sus requisitos, descomponiendo el granito y otras propiedades mitológicas inaccesibles

– atrévete a atravesarlo

deformando los rostros                         para luego desaparecer toda huella

del único espejo en el que todavía es posible contemplarse desde una perspectiva esquiva ante la obligatoria perfección



agarrado al ruido de la rueda o a la facilidad de una prenda



reguero de aceite pis o lágrimas acumuladas

al cruzar un punto,

las de un solitario ojo enfermísimo



“evítalo si no estás preparado”, gritan, como la advertencia sobre la alegría
y sus desgarros

y ya no puedo transitar más por el camino que soy, aun intuyendo que volveré                   

sin saber admirar estos nuevos colores

–de alguna manera–






                                            –Ei, esto no va sobre el hombre del tiempo
                                                                                              –¿Y del Tiempo del Hombre?
                                                                                                                     –Menos


distancias                                                                      mero riesgo


 Sandra Martínez, Zaragoza, Octubre 2013


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